«La Librería de Cristal» se encontraba junto al Palacio de Bellas Artes y era un centro cultural e intelectual reconocido internacionalmente. ¿La recuerdas?
La Alameda Central de la Ciudad de México es uno de los lugares más transitados por los transeúntes que visitan el primer cuadro de la capital. Sin embargo, pocas veces nos preguntamos por su historia y la de los edificios que la rodean. Este es el caso de “La Librería de Cristal” que alguna vez existió en la Alameda y fue considerada una de las mejores del mundo.
Un destino de esplendor
Durante el porfiriato se dio el arranque de obras para construir lo que sería el nuevo Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes. El diseño fue encargado al arquitecto italiano Adamo Boari, quien tendría la tarea de hacer el edificio más majestuoso de la Ciudad de México.
El proyecto arquitectónico de Porfirio Díaz contempló un reordenamiento de la zona de la Alameda. Entre los cambios estuvo el trazado interno de los pabellones del jardín, así como la construcción de una pérgola o camino techado.
La pérgola era curva y tenía el objetivo de ser tanto un foro abierto, como un espacio para el crecimiento de flores y enredaderas. Sin embargo, con la llegada de la Revolución Mexicana los trabajos se detuvieron y no fue sino hasta el periodo del Maximato que se logró inaugurar el Palacio de Bellas Artes.
El proyecto final fue trabajo de los mexicanos Alberto J. Pani y Federico Mariscal. La pérgola ya era entonces un sitio de recreación para la población y en ella se presentaban exposiciones de los estudiantes de la Academia de San Carlos. El espacio se encontraba justo a un costado del Palacio, donde hoy yace la entrada al Metro.
“La Librería de Cristal”,
una herencia del exilio español
Durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas, México abrió sus puertas a los refugiados políticos. Entre los llegados se encontraba Rafael Giménez Siles, español dedicado a la industria editorial.
Tras su instalación, inmediatamente buscó a empresarios y escritores para constituir una distribuidora de obras iberoamericanas. La idea agradó al sector cultural, empresarial y, por su puesto, al presidente Lázaro Cárdenas. Finalmente, Editora Iberoamericana de Publicaciones S.A. (EDIAPSA) se fundó oficialmente el 7 de julio de 1940.
En sus inicios EDIAPSA tuvo por cede la colonia Juárez, pero casi inmediatamente el presidente Cárdenas ordenó que se mudara a la pérgola de Bellas Artes. El proyecto incluía un espacio musical, una cafetería y una sala de exposiciones.
Entre 1930 y 1940 se construyó en la pérgola “La librería de Cristal”, obra del arquitecto español Arturo Sáenz de la Calzada Gorostiza. Para ello, se le añadió un piso extra a la pérgola y se recubrió con cristales. El nombre “La Librería de Cristal” fue idea de Rafael Giménez y evocaba al Palacio de Cristal de Madrid, España.
“La librería de Cristal”
se inauguró en 1941 y su éxito fue inmediato. El libro Diccionario de la literatura mexicana. Siglo XX la describe de la siguiente manera:
“contó con bocinas que hacían llegar la música a los jardines de la Alameda y a sus alrededores. Estaba dividida en cuatro departamentos: librería general, libros técnicos, libros infantiles y libros económicos. En la planta alta del tramo sur se instaló una pequeña sala de exposiciones de pintura, y en la misma sala se daban conferencias (la primera fue de Alfonso Reyes).”
La librería más extraordinaria del mundo
En la parte superior de la pérgola se encontraba el “Café de cristal”, espacio destinado principalmente a tertulias. En sus mesas se sentaron Salvador Novo, Alfonso Reyes, José Vasconcelos, entre otros.
Otra de las innovaciones fue la modalidad de autoservicio, la cual perdura hasta nuestros días en una gran cantidad de librerías. Con ello se pretendía que los lectores pudieran tener contacto directo con los libros.
La librería de Cristal abría todos los días con un horario de ocho de la mañana hasta pasada la media noche. El lugar se llenaba de turistas locales e internacionales que se maravillaban por su arquitectura. Para 1946, el diario estadounidense New York Times ya la clasificaba como la más extraordinaria del mundo.
Últimos días de “La Librería de Cristal”
La librería comenzó su ocaso en 1967, cuando el Gobierno del Departamento del Distrito Federal proyectó mejoras en las rutas del transporte público, así como la introducción del drenaje profundo. El entonces jefe del Departamento, Alfonso Corona del Rosal defendió el centro cultural y solicitó modificaciones en los proyectos para preservarlo.
Aunque “La librería de Cristal” era aclamada, defendida y formaba parte del patrimonio de la Alameda Central, finalmente fue demolida en 1973. Las ordenes provenían directamente de Luis Echeverría, presidente de la República conocido por su marcado autoritarismo. En dicha época la capital mexicana no contaba con gobierno autónomo, por lo que las instrucciones fueron seguidas fielmente por el Jefe del departamento, Octavio Sentíes.
EDIAPSA, la distribuidora que había dado a luz la “La Librería de Cristal” lamentó la destrucción del centro cultural del siguiente modo:
“increíble atentado contra la cultura perpetrado en el periodo presidencial del licenciado Luis Echeverría, siendo jefe del Departamento del Distrito Federal el licenciado Octavio Sentíes, y que se llevó a cabo a pesar de los reiterados argumentos en defensa de la librería esgrimidos por el inolvidable don Martín Luis Guzmán, alma de aquella y de tantas otras instituciones culturales. Suceso local que debería ser memorable, trayendo el recuerdo a quien pergeña estas páginas del incendio de la Biblioteca de Alejandría”.
Fuente: Vásquez ángeles, JORGE, “Historia de un pérgola y una librería de cristal”, Publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana. ,